Antes de que a quien le guste cantar y sepa o esté aprendiendo a tocar el piano, tarde o temprano surgirá la pregunta sobre cómo elegir el acompañamiento de su propia voz. Las ventajas de acompañarte son obvias.
Por ejemplo, no es necesario adaptarse al acompañante ni a su forma de actuar; o, por ejemplo, es posible bajar el ritmo en algún lugar un poco para respirar, y en algún lugar para acelerarlo. Por cierto, esta técnica (variación del tempo) se llama "rubato" y se utiliza para hacer que el rendimiento sea expresivo y vivaz. Puede parecer que es difícil seleccionar un acompañamiento, pero estas dificultades se pueden superar con la diligencia debida y la implementación de algunas recomendaciones simples.
Definir el estado de ánimo y la tonalidad.
Lo primero para empezar es la definición de traste (mayor o menor). Sin entrar en detalles de la teoría de la música, se puede decir que el menor suena triste (o incluso melancólico), y el mayor, alegre y alegremente.
Entonces debes analizar cuidadosamente el trabajo seleccionado y tener en cuenta su alcance. A menudo sucede que en la mitad o cerca del final de la canción, la melodía sube y se toma con dificultad, y existe la posibilidad de que "dejen al gallo". En este caso, el trabajo debe ser transpuesto (es decir, transferido a otra tonalidad, más conveniente).
Selección de melodía y armonía.
En esta etapa, mucho dependerá de la complejidad del trabajo y su nivel de propiedad del instrumento. Al elegir una melodía, intente cantar cada sonido (nota): esto le permitirá sentir mejor la posible falsedad y, además, es útil para el desarrollo de la audición.
No es necesario recoger la melodía, moviéndose desde el principio de la pieza hasta su final. Si hay un fragmento en el medio (por ejemplo, el coro de la canción) que parece más fácil de captar, comience con él: teniendo la parte correcta de la pieza, el resto es más fácil de recoger.
Habiendo definido la línea melódica, es necesario imponerle armonía, para decirlo simplemente, para recoger los acordes. Aquí puede beneficiarse no solo de su propia audición, sino también del conocimiento de las secuencias de acordes más comunes (por ejemplo, la secuencia tónica-dominante subdominante es muy común). Cada uno de los estilos musicales tiene sus propias secuencias básicas, cuya información se puede encontrar fácilmente en Internet o en la enciclopedia musical por género.
La textura y el ritmo del acompañamiento.
Asegurándose de que la melodía esté en armonía con los acordes, debe crear un acompañamiento de patrón rítmico. Aquí debe centrarse en el tamaño, el ritmo y el ritmo del trabajo, así como en su carácter. Un arpegio lírico se adaptará a un romance lírico, por ejemplo, y un bajo + acorde staccato, una canción frívola y simple.
Finalmente, notamos que, aunque hablamos sobre cómo seleccionar el acompañamiento usando el ejemplo de un piano, estos consejos son de naturaleza general y aplicables a otros instrumentos. Sea cual sea su rol, el acompañamiento no solo enriquecerá su repertorio, sino que también lo ayudará a desarrollar su audición y aprender a sentir y entender mejor la música.
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